Según los relatos bíblicos, cuando Judas Iscariote traicionó a Jesús entregándolo a las autoridades judías, Jesús no pronunció ninguna palabra específica dirigida únicamente a Judas en ese momento. Sin embargo, en el Evangelio de Mateo se narra que cuando Judas se acercó a Jesús para besarlo y entregarlo, Jesús le dijo: «Amigo, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?» (Mateo 26:50). Con estas palabras, Jesús mostró su decepción y sorpresa ante la traición de alguien que había sido uno de sus discípulos cercanos.
Después de la traición, Judas se arrepintió de su acto y devolvió las treinta monedas de plata que había recibido por entregar a Jesús. Según el Evangelio de Mateo, Judas se sintió tan culpable por su traición que se suicidó ahorcándose. Aunque Jesús no pronunció palabras específicas hacia Judas en ese momento, se cree que su traición fue un acto doloroso para Jesús, quien conocía su destino de ser crucificado y sabía que uno de sus discípulos lo iba a entregar. En su enseñanza, Jesús habló sobre la importancia del arrepentimiento y el perdón, pero no hay registros de una conversación directa entre Jesús y Judas después de la traición.
¿Qué le dijo Jesús a Judas cuando lo entrega?
Según los relatos bíblicos, cuando Judas Iscariote traicionó a Jesús entregándolo a las autoridades romanas, se sabe que hubo un breve intercambio de palabras entre ambos. Aunque los Evangelios no ofrecen un relato detallado de este diálogo, se puede inferir lo que pudo haber sido dicho basándonos en el contexto y en otras palabras pronunciadas por Jesús en momentos similares.
Es importante recordar que la traición de Judas fue un evento trascendental y doloroso para Jesús, ya que implicaba la entrega a la muerte. Por lo tanto, es posible que Jesús haya expresado su dolor y decepción hacia Judas en ese momento crucial. Sin embargo, no hay una versión específica de las palabras exactas que Jesús le dijo a Judas.
Una de las posibles interpretaciones de este encuentro es que Jesús, consciente de la traición de Judas, le habría dicho palabras como: «Amigo, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?» (Lucas 22:48). Estas palabras, pronunciadas por Jesús cuando Judas lo besa como señal para identificarlo ante las autoridades, reflejan un tono de tristeza y decepción hacia su amigo cercano.
Otra interpretación sugiere que Jesús pudo haberle dicho a Judas algo similar a lo que mencionó en el momento de la Última Cena, cuando predijo su traición: «El Hijo del Hombre se va, según está escrito de él, pero ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado!» (Mateo 26:24). Estas palabras denotan un sentimiento de pesar por lo que está por suceder y una advertencia sobre las consecuencias de la traición.
Es importante destacar que estas son solo posibles interpretaciones basadas en los relatos bíblicos y no existe una versión exacta de las palabras pronunciadas por Jesús en ese momento específico. La intención de Jesús al dirigirse a Judas en ese momento difícil pudo haber sido expresar su dolor y tristeza, así como advertir sobre las consecuencias de sus acciones.
¿Que le hizo Jesús a Judas?
Jesús y Judas tuvieron un encuentro crucial durante los últimos días de la vida de Jesús en la Tierra. Según los relatos bíblicos, Judas Iscariote, uno de los doce discípulos de Jesús, traicionó a su Maestro entregándolo a las autoridades religiosas y políticas de la época.
Cuando Judas se acercó a Jesús para besarlo, señalando así a las autoridades a quién debían arrestar, Jesús le dijo: «Amigo, ¿a qué has venido?» (Mateo 26:50). Estas palabras de Jesús reflejan una profunda tristeza y decepción por la traición de aquel a quien consideraba amigo y hermano.
Aunque Jesús conocía desde el inicio que Judas sería quien lo traicionaría, esto no lo eximió de sufrir el dolor emocional y la traición que esto implicaba. Jesús había pasado mucho tiempo con Judas, enseñándole, compartiendo momentos de íntima amistad y confianza. Por lo tanto, la traición de Judas fue un duro golpe para Jesús.
Sin embargo, a pesar de la traición de Judas, Jesús no respondió con ira o venganza. En lugar de ello, Jesús mantuvo su carácter amoroso y misericordioso hacia Judas hasta el final. Incluso durante su arresto, Jesús le dijo a Pedro que guardara su espada y le recordó que aquellos que vivieran por la espada, morirían por ella (Mateo 26:52). Jesús entendía que su misión en la Tierra era la redención y el perdón, incluso para aquellos que lo traicionaban.
Después de la traición de Judas, este se arrepintió de sus acciones y sintió un profundo remordimiento. Según el relato bíblico, Judas devolvió las treinta monedas de plata que había recibido por entregar a Jesús y confesó su culpa ante las autoridades (Mateo 27:3-4). Sin embargo, su arrepentimiento no fue suficiente para liberarlo de las consecuencias de sus actos.
Judas, abrumado por la culpa y el remordimiento, se suicidó ahorcándose. Este trágico final muestra el peso de la traición y las consecuencias devastadoras que pueden tener nuestras acciones.
¿Qué le pasó a Judas cuando traicionó a Jesús?
Según los relatos bíblicos, Judas Iscariote fue uno de los doce discípulos de Jesús y se convirtió en el protagonista de una de las traiciones más famosas de la historia. La traición de Judas tuvo lugar durante la Última Cena, donde Jesús compartió una comida con sus discípulos antes de ser crucificado.
Cuando Judas decidió traicionar a Jesús, se acercó a los principales sacerdotes y les ofreció entregar a Jesús a cambio de treinta monedas de plata. Fue en este momento que el destino de Judas cambió para siempre.
Durante la Última Cena, Jesús reveló a sus discípulos que uno de ellos lo traicionaría. Esto generó consternación y sorpresa entre los apóstoles, quienes se preguntaban quién podría ser el traidor. Fue entonces cuando Jesús pronunció las palabras impactantes: «El que ha metido la mano conmigo en el plato, ése me va a traicionar» (Mateo 26:23). Estas palabras dejaron a todos los discípulos desconcertados, sin embargo, Judas permaneció en silencio.
Después de la traición de Judas, se relata que él llevó a las autoridades judías hasta Jesús, identificándolo con un beso en la mejilla. Este acto se conoce como el beso de Judas, y es uno de los símbolos más reconocidos de la traición.
Una vez entregado Jesús a las autoridades romanas, fue condenado a muerte por crucifixión. Judas, al darse cuenta de la magnitud de su traición, sintió un profundo remordimiento y culpa. Intentó devolver las treinta monedas de plata a los principales sacerdotes, pero estos se negaron a aceptarlas. Desesperado, Judas arrojó las monedas en el Templo y, lleno de angustia, se ahorcó.
La Biblia también menciona que Jesús predijo la trágica muerte de Judas en Mateo 26:24, diciendo: «El Hijo del Hombre se va, según está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del Hombre es entregado! Mejor le hubiera sido a ese hombre no haber nacido». Estas palabras revelan la gravedad de la traición de Judas y el destino trágico que le esperaba.
La traición de Judas hacia Jesús es uno de los eventos más dolorosos y trascendentales en la historia bíblica. Después de años de ser uno de los discípulos más cercanos y confiables de Jesús, Judas decidió traicionarlo entregándolo a las autoridades religiosas para su arresto y crucifixión. En medio de la oscuridad y la traición, nos preguntamos qué palabras pronunció Jesús cuando se encontró cara a cara con quien había sido su discípulo.
Las Sagradas Escrituras nos proporcionan pistas sobre la interacción entre Jesús y Judas en diferentes pasajes. En el Evangelio de Mateo, después de la traición de Judas, se menciona que Judas se arrepintió de lo que había hecho y devolvió el dinero recibido. Sin embargo, cuando Jesús fue llevado ante el sumo sacerdote Caifás, no pronunció palabras directas hacia Judas. En cambio, Jesús se centró en responder a las acusaciones falsas y en afirmar su identidad como Hijo de Dios.
En el Evangelio de Lucas, durante la última cena, Jesús revela a sus discípulos que uno de ellos lo traicionaría. Cuando Judas pregunta si es él, Jesús responde en Lucas 22:48: «Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del Hombre?» Estas palabras señalan la profunda tristeza y decepción de Jesús al ver cómo alguien tan cercano lo entrega a sus enemigos con un gesto de amistad.
Aunque no se mencionan palabras directas de Jesús hacia Judas después de la traición, podemos inferir que su mirada y presencia hablaban por sí solas. Jesús, en su infinita misericordia y amor, sabía que la traición de Judas era parte del plan divino para cumplir la redención de la humanidad a través de su sacrificio en la cruz. Aun así, no podemos ignorar el profundo dolor y pesar que Jesús debió sentir al ser traicionado por alguien tan cercano.
La historia de Judas nos recuerda la importancia de la fe, la confianza y el arrepentimiento. Aunque Judas tomó una decisión trágica al traicionar a Jesús, su arrepentimiento posterior demuestra que incluso aquellos que han cometido errores graves pueden encontrar la misericordia y el perdón divino.
En última instancia, las palabras de Jesús a Judas nos invitan a reflexionar sobre nuestras propias decisiones y acciones. Nos recuerdan que en medio de la traición y el dolor, el camino del arrepentimiento y la reconciliación siempre está abierto para aquellos que buscan sinceramente el perdón y la redención.
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