En las Sagradas Escrituras, Dios habla sobre el bautismo como un acto de fe y obediencia hacia Él. En el Evangelio de Mateo, Jesús mismo ordena a sus discípulos que vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Este mandato de Jesús muestra claramente la importancia que Dios da al bautismo como una señal de pertenencia y compromiso con Él. Además, en el libro de Hechos de los Apóstoles, se relatan varios relatos de personas que fueron bautizadas después de creer en Jesús y recibir el perdón de sus pecados. Estos ejemplos bíblicos nos enseñan que el bautismo es una manera de declarar públicamente nuestra fe en Dios y nuestro deseo de seguir sus mandamientos.
En otro pasaje de la Biblia, en el libro de Romanos, el apóstol Pablo explica que el bautismo simboliza nuestra participación en la muerte y resurrección de Jesús. Nos sumergimos bajo el agua como una representación de nuestra muerte al pecado, y al salir del agua, simbolizamos nuestra nueva vida en Cristo. Es a través del bautismo que expresamos nuestra identificación con Jesús y su obra redentora en la cruz. Por lo tanto, podemos concluir que Dios ve el bautismo como un acto de obediencia y testimonio de nuestra fe en Él, y nos llama a ser bautizados como una muestra pública de nuestra relación con Cristo y nuestra entrega a seguirle.
¿Que nos da Dios a través del bautismo?
El bautismo es un sacramento importante en la fe cristiana, que simboliza la entrada en la comunidad de creyentes y la aceptación de Jesucristo como salvador. Según la palabra de Dios en la Biblia, el bautismo nos ofrece varias bendiciones y beneficios espirituales.
En primer lugar, el bautismo nos otorga la remisión de nuestros pecados. En el libro de Hechos 2:38, Pedro dijo a la multitud: «Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados». A través del bautismo, nuestros pecados son lavados y somos purificados, recibiendo el perdón y la gracia de Dios.
Además, el bautismo nos permite ser parte del cuerpo de Cristo, la iglesia. En 1 Corintios 12:13, se nos dice: «Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu». Al ser bautizados, nos unimos a la comunidad de creyentes y nos convertimos en miembros de la iglesia, donde podemos recibir apoyo espiritual y crecer en nuestra fe.
Asimismo, el bautismo nos da el don del Espíritu Santo. Jesús dijo en Juan 3:5: «De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios». A través del bautismo, recibimos al Espíritu Santo en nuestras vidas, quien nos guía, nos fortalece y nos capacita para vivir una vida conforme a la voluntad de Dios.
Por último, el bautismo nos ofrece la promesa de vida eterna. En Tito 3:5-7, se nos asegura: «nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, que derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna». A través del bautismo, somos justificados por la gracia de Dios y nos convertimos en herederos de la vida eterna en su reino.
¿Donde dice en la Biblia que hay un solo bautismo?
En la Biblia, encontramos varias referencias que hablan sobre el bautismo y su importancia en la vida cristiana. Una de las enseñanzas clave que encontramos en relación al bautismo es la idea de que hay un solo bautismo.
En Efesios 4:5, el apóstol Pablo escribe: «un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo». Esta afirmación de Pablo destaca la unidad y la igualdad que existe entre los creyentes en Cristo a través del bautismo. No importa cuál sea nuestro origen étnico, género o estatus social, todos somos llamados a recibir el mismo bautismo.
El bautismo es una ordenanza dada por Dios y es un acto simbólico que representa nuestra identificación con la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo. En Romanos 6:4, Pablo nos enseña que «fuimos sepultados, pues, con él por el bautismo para muerte, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva». El bautismo nos permite identificarnos con la obra redentora de Jesús y nos muestra que hemos sido liberados del poder del pecado y hemos recibido una nueva vida en Él.
En Mateo 28:19-20, Jesús mismo instruye a sus discípulos diciendo: «Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado». Aquí, Jesús deja claro que el bautismo es una parte esencial del proceso de hacer discípulos y seguir sus enseñanzas.
Además, en Hechos 2:38, Pedro les dice a los judíos que habían sido convencidos por su sermón en el día de Pentecostés: «Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados». Esta declaración muestra claramente que el bautismo es una respuesta necesaria al arrepentimiento y al perdón de los pecados.
¿Cuál es el mensaje del bautismo de Jesús?
El mensaje del bautismo de Jesús es multifacético y tiene varias capas de significado. En primer lugar, el bautismo de Jesús por Juan el Bautista simboliza su identificación con la humanidad y su compromiso con la voluntad de Dios. Jesús, siendo sin pecado, se sometió al bautismo como un acto de obediencia y humildad, mostrando su disposición a cumplir con el propósito redentor de Dios.
En el momento del bautismo, se produjo una manifestación divina significativa. Lucas 3:22 nos dice que el Espíritu Santo descendió sobre Jesús en forma de paloma, y se escuchó la voz de Dios desde el cielo diciendo: «Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia». Esta declaración de Dios afirma la identidad y la misión de Jesús como el Hijo de Dios y el Salvador del mundo.
El bautismo de Jesús también puede entenderse como un modelo para los creyentes. A través del bautismo, los seguidores de Jesús también se identifican con él, mueren al pecado y renacen en una nueva vida en Cristo. El bautismo simboliza la purificación, la redención y la transformación espiritual que ocurre cuando alguien se entrega a Dios y decide seguir a Jesús.
Además, el bautismo de Jesús marca el comienzo de su ministerio público. Después de su bautismo, Jesús fue conducido por el Espíritu Santo al desierto, donde fue tentado por el diablo. Su victoria en estas tentaciones demuestra su fortaleza espiritual y su capacidad para resistir las tentaciones del pecado. A partir de ese momento, Jesús comenzó a proclamar el evangelio, sanar a los enfermos, liberar a los oprimidos y enseñar las verdades del reino de Dios.
En resumen, a lo largo de la Biblia, Dios nos ha dejado claro su mandato sobre el bautismo. Desde las palabras de Jesús hasta las enseñanzas de los apóstoles, se nos insta a ser bautizados como una expresión pública de nuestra fe y compromiso con Dios. El bautismo es un acto de obediencia y una señal externa de una transformación interna.
Además, Dios nos promete bendiciones y la recepción del Espíritu Santo a través del bautismo. El agua simboliza la purificación y el renacimiento espiritual, y al ser sumergidos en ella, nos identificamos con la muerte, sepultura y resurrección de Jesús.
Dios también nos anima a bautizar a otros, a compartir el mensaje de salvación y a hacer discípulos de todas las naciones. El bautismo es una invitación abierta para todos aquellos que desean seguir a Jesús y unirse a la familia de creyentes.
En definitiva, el bautismo es un acto significativo y poderoso que Dios ha establecido como parte integral de nuestra fe cristiana. Es una respuesta de obediencia a su mandato y una oportunidad para experimentar su amor y gracia de una manera tangible. Así que, si aún no te has bautizado, te animo a considerar esta importante decisión y a buscar el consejo de líderes espirituales que te guiarán en este proceso.
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