Uno de los apóstoles que no conoció a Jesús durante su ministerio terrenal fue el apóstol Pablo. Antes de su conversión, Pablo, entonces conocido como Saulo, era un perseguidor de los seguidores de Jesús. Fue en su camino a Damasco que tuvo un encuentro sobrenatural con Jesús, quien le habló y lo llamó a convertirse en su seguidor. A partir de ese momento, Pablo se convirtió en uno de los apóstoles más destacados de la iglesia primitiva, llevando el mensaje de Jesús a través de sus viajes misioneros y escribiendo varias epístolas que se encuentran en el Nuevo Testamento.
Otro apóstol que no tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Jesús fue Mateo, también conocido como Levi. Mateo era un recaudador de impuestos antes de su llamado por parte de Jesús. Fue mientras estaba sentado en su puesto de trabajo que Jesús se acercó a él y le dijo: «Sígueme». Mateo dejó todo y se convirtió en uno de los doce apóstoles de Jesús. A pesar de no haber conocido a Jesús durante su ministerio terrenal, Mateo tuvo la oportunidad de presenciar y aprender directamente de él durante los tres años que estuvo con los demás apóstoles.
¿Qué apóstol no se encontraba cuando Jesús?
Uno de los apóstoles que no se encontraba presente cuando Jesús estaba vivo es Judas Iscariote. A diferencia de los otros apóstoles, Judas no se unió al grupo de seguidores de Jesús desde el principio, sino que se unió más tarde durante su ministerio.
Aunque Judas llegó a conocer a Jesús y fue testigo de sus enseñanzas y milagros, su relación con el Maestro fue distinta a la de los demás apóstoles. Judas fue el encargado de administrar el dinero del grupo y, lamentablemente, fue tentado por la avaricia y la traición.
La traición de Judas hacia Jesús es un hecho ampliamente conocido en la historia cristiana. Fue él quien entregó a Jesús a las autoridades religiosas y políticas a cambio de treinta monedas de plata. Este acto de traición culminó con la crucifixión de Jesús.
Es importante destacar que, a pesar de que Judas fue uno de los doce apóstoles elegidos por Jesús, su traición no fue algo que el Maestro ignorara. Jesús predijo la traición de Judas y lo confrontó directamente durante la Última Cena. Incluso le advirtió a Judas que sería mejor para él no haber nacido.
La historia de Judas Iscariote es un recordatorio de la fragilidad humana y la importancia de la fidelidad y el amor hacia Dios y hacia los demás. Su traición también enseña sobre las consecuencias de las decisiones equivocadas y la importancia de vivir una vida en armonía con los principios éticos y morales.
¿Qué apóstoles conocieron a Jesús?
Los apóstoles que conocieron a Jesús son doce en total. Ellos son: Pedro, Andrés, Santiago el Mayor, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el Menor, Judas Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote.
Sin embargo, hay un apóstol que no tuvo la oportunidad de conocer personalmente a Jesús, y ese es Pablo de Tarso, también conocido como San Pablo. A diferencia de los otros apóstoles, que fueron discípulos directos de Jesús durante su ministerio terrenal, Pablo no fue testigo presencial de la vida, enseñanzas y muerte de Cristo.
Antes de su conversión, Pablo era un perseguidor de los seguidores de Jesús. Sin embargo, durante un viaje a Damasco, tuvo un encuentro sobrenatural con Jesús resucitado, que lo transformó radicalmente. A partir de ese momento, se convirtió en uno de los apóstoles más influyentes y prolíficos, difundiendo el mensaje de Cristo a través de sus numerosas cartas y viajes misioneros.
Aunque no conociera a Jesús personalmente, Pablo recibió una revelación directa de él y se considera un apóstol enviado por Cristo. Su testimonio y enseñanzas han sido fundamentales para el desarrollo y la expansión del cristianismo, y sus escritos se encuentran en gran parte del Nuevo Testamento.
¿Quién fue el apóstol que niega 3 veces a Jesús?
El apóstol que negó tres veces a Jesús es conocido como Simón Pedro. Pedro fue uno de los doce discípulos más cercanos a Jesús y uno de los líderes destacados de la Iglesia primitiva. Aunque fue un seguidor leal de Jesús durante su ministerio, Pedro enfrentó una prueba de fe durante la noche en que Jesús fue arrestado.
Fue en el contexto de la última cena, cuando Jesús les advirtió a sus discípulos que serían tentados y que él sería traicionado. Pedro, confiado en su propia fortaleza, aseguró a Jesús que nunca lo abandonaría ni lo negaría, incluso si tuviera que morir con él. Sin embargo, cuando Jesús fue arrestado, Pedro se encontró en una situación comprometedora y tuvo miedo.
Mientras Jesús era llevado ante el sumo sacerdote para ser juzgado, Pedro estaba en el patio y fue reconocido por una criada como uno de los seguidores de Jesús. Temiendo por su propia seguridad, Pedro negó conocer a Jesús por primera vez. Luego, cuando fue confrontado nuevamente por otra persona, Pedro negó a Jesús por segunda vez. Finalmente, momentos después, otro individuo acusó a Pedro de ser discípulo de Jesús, y Pedro negó con vehemencia por tercera vez, incluso maldiciendo y jurando que no conocía a Jesús.
Después de su tercera negación, el gallo cantó tal como Jesús había predicho, y Pedro se dio cuenta de su traición. En ese momento, sintió una profunda tristeza y arrepentimiento por haber negado a su Maestro. Este evento marcó un punto de inflexión en la vida de Pedro, quien más tarde se convertiría en una figura clave en la propagación del cristianismo.
Es importante destacar que Pedro no fue el único apóstol que negó a Jesús. Otro de los discípulos, llamado Judas Iscariote, traicionó a Jesús entregándolo a las autoridades romanas a cambio de treinta piezas de plata. Sin embargo, a diferencia de Pedro, Judas no mostró arrepentimiento y terminó suicidándose.
En resumen, el apóstol que no conoció a Jesús personalmente fue Pablo de Tarso. Aunque no tuvo el privilegio de caminar junto al Mesías durante su ministerio terrenal, su encuentro transformador con Jesús en el camino a Damasco lo convirtió en uno de los apóstoles más influyentes de la historia del cristianismo. A través de su enseñanza y escritos, Pablo difundió el mensaje de Jesús por todo el mundo conocido, estableciendo comunidades de creyentes y dejando un legado duradero. Su conversión y dedicación incansable a propagar el evangelio son un testimonio poderoso de cómo el encuentro con Jesús puede transformar radicalmente la vida de una persona. Aunque no haya conocido a Jesús en carne y hueso, su fe inquebrantable y su compromiso con el mensaje del amor y la gracia divina lo convierten en un verdadero apóstol de Jesucristo.
Deja una respuesta