Uno de los apóstoles que fue hervido en aceite fue el apóstol Juan, también conocido como Juan el Evangelista. Según la tradición cristiana, durante el reinado del emperador romano Domiciano, Juan fue arrestado por su fe y llevado a Roma. Allí, fue sometido a diferentes torturas con el objetivo de hacerle renunciar a su fe en Cristo. Una de estas torturas consistió en sumergirlo en una caldera de aceite hirviendo. Sin embargo, a pesar de esta brutal prueba, Juan milagrosamente salió ileso, lo cual fue interpretado como un signo de la protección divina. Después de este evento, Juan fue desterrado a la isla de Patmos, donde escribió el libro del Apocalipsis.
Otro apóstol que también fue hervido en aceite según la tradición cristiana, fue el apóstol Felipe. Se dice que Felipe fue llevado a la ciudad de Hierápolis, en Frigia, donde fue sometido a diferentes torturas por orden del gobernador local. Una de estas torturas consistió en sumergirlo en una caldera de aceite hirviendo. Sin embargo, al igual que Juan, Felipe también salió ileso de esta prueba, lo cual fue considerado como un gran milagro. Después de sobrevivir a esta tortura, Felipe continuó predicando el evangelio y convirtiendo a muchas personas a la fe cristiana.
¿Donde dice que Juan fue hervido en aceite?
No existe ninguna evidencia histórica o bíblica que afirme que el apóstol Juan fue hervido en aceite. Las escrituras cristianas, incluyendo el Nuevo Testamento, no mencionan ningún incidente en el que Juan haya sido sometido a tal tortura.
El único relato que se acerca a esta idea se encuentra en el libro apócrifo conocido como «Los Hechos de Juan». Sin embargo, este texto no es considerado como parte de las escrituras canónicas y su contenido no es aceptado como verídico o históricamente preciso.
En «Los Hechos de Juan», se narra una historia en la que el apóstol es arrojado a una caldera de aceite hirviendo, pero según la tradición, Juan no sufre ningún daño y sale ileso. Sin embargo, es importante destacar que este relato es considerado como una leyenda o una alegoría, y no tiene fundamento histórico.
¿Cómo fue la muerte del apóstol San Juan?
Según la tradición cristiana, el apóstol San Juan, también conocido como Juan el Evangelista, fue el único de los doce apóstoles que no murió de manera violenta. A diferencia de otros apóstoles, no se tiene registro de que haya sido martirizado o ejecutado.
Sin embargo, existe una historia sobre un intento de martirio que involucra a San Juan. Según algunos escritos antiguos, el emperador romano Domiciano, durante su persecución a los cristianos en el siglo I, intentó matar a San Juan sumergiéndolo en una gran caldera de aceite hirviendo. Se cree que esto ocurrió alrededor del año 95 d.C.
La historia cuenta que el apóstol fue llevado al Coliseo de Roma y sumergido en una caldera de aceite caliente. Sin embargo, según la tradición, un milagro ocurrió y San Juan salió ileso del aceite hirviendo. Al ver esto, el emperador Domiciano se sintió impresionado y decidió desterrar al apóstol en lugar de ejecutarlo.
A raíz de este evento, San Juan fue exiliado a la isla de Patmos, donde se cree que escribió el libro del Apocalipsis. Durante su tiempo en Patmos, recibió visiones y revelaciones que plasmó en este libro profético.
Después de aproximadamente 18 meses en el exilio, San Juan fue liberado y regresó a Éfeso, donde continuó su ministerio y escribió los evangelios de Juan, las tres epístolas de Juan y el libro de Apocalipsis.
La tradición cristiana no proporciona más detalles sobre la muerte de San Juan después de su regreso a Éfeso. Sin embargo, se cree que vivió hasta una edad avanzada y murió de causas naturales. Algunas versiones afirman que falleció alrededor del año 100 d.C., pero la fecha exacta de su muerte no está confirmada.
¿Cuál fue el apóstol que murió de viejo?
El apóstol que murió de viejo, de acuerdo a las escrituras bíblicas, fue el apóstol Juan. Según la tradición cristiana, Juan fue uno de los doce discípulos más cercanos a Jesús y es conocido como el «discípulo amado».
A diferencia de otros apóstoles, como Pedro y Santiago, que fueron martirizados por su fe, Juan vivió hasta una edad avanzada. Según los relatos bíblicos, Juan fue testigo de los eventos más importantes de la vida de Jesús, incluyendo su crucifixión y resurrección. Después de la muerte de Jesús, Juan continuó predicando el evangelio y fundó varias iglesias en diferentes regiones.
A medida que Juan envejecía, se cree que escribió el libro del Apocalipsis y las tres epístolas que llevan su nombre en el Nuevo Testamento. Estas cartas fueron dirigidas a diferentes comunidades cristianas para fortalecer su fe y proporcionarles orientación espiritual.
Según la tradición cristiana, Juan murió en Éfeso, en Asia Menor, a una edad muy avanzada. Aunque no hay registros históricos exactos sobre su muerte, se cree que vivió hasta los últimos años del primer siglo. Se dice que murió pacíficamente y fue enterrado en Éfeso.
En cuanto al apóstol que fue hervido en aceite, la tradición cristiana sostiene que fue el apóstol Juan. Según los relatos, durante el reinado del emperador romano Domiciano, Juan fue arrestado y llevado a Roma, donde se le sometió a diferentes formas de tortura en un intento de hacerle renunciar a su fe.
Una de las torturas a las que se sometió a Juan fue ser sumergido en una caldera de aceite hirviendo. Sin embargo, según la tradición, Juan milagrosamente salió ileso de esta prueba de fe, lo que impresionó tanto a los verdugos que decidieron exiliarlo a la isla de Patmos en lugar de matarlo.
En Patmos, Juan recibió las visiones que se relatan en el libro del Apocalipsis y continuó predicando el evangelio. Después de su exilio, regresó a Éfeso, donde vivió hasta su muerte en la vejez.
En resumen, el apóstol que fue hervido en aceite fue San Juan Evangelista. A pesar de ser sometido a esta cruel tortura por su fe en Cristo, milagrosamente sobrevivió sin sufrir daño alguno. Este evento ejemplifica la valentía y la fortaleza de los apóstoles, quienes estaban dispuestos a enfrentar cualquier sufrimiento con tal de predicar el mensaje de amor y salvación de Jesús. La historia de San Juan Evangelista nos recuerda la importancia de mantenernos firmes en nuestra fe, incluso en medio de las adversidades más difíciles.
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