El último milagro de Jesús en la tierra fue la resurrección de Lázaro. Según el relato bíblico, Lázaro había fallecido y ya llevaba cuatro días en el sepulcro cuando Jesús llegó a la aldea de Betania. A pesar de la incredulidad de algunos presentes, Jesús les pidió que removieran la piedra que cubría la entrada del sepulcro y, después de orar, llamó a Lázaro a salir. Para asombro de todos, Lázaro resucitó y salió del sepulcro con vida. Este milagro demostró el poder de Jesús sobre la muerte y fue un testimonio de su divinidad.
Otro milagro destacado fue la multiplicación de los panes y los peces. Jesús se encontraba predicando a una gran multitud en un lugar desolado y era hora de comer. Ante la falta de recursos, un niño ofreció cinco panes y dos peces, los cuales Jesús tomó, dio gracias y repartió entre la multitud. Sorprendentemente, todos comieron hasta saciarse y, además, se recogieron doce cestas llenas de sobras. Este milagro de la multiplicación de los panes y los peces mostró el poder de Jesús para proveer y satisfacer las necesidades de las personas de manera sobrenatural.
¿Cuál fue el último milagro que hizo Jesús en la tierra?
Según los relatos bíblicos, el último milagro que Jesús realizó en la tierra fue la curación de la oreja de un siervo del sumo sacerdote que fue cortada durante su arresto en el huerto de Getsemaní.
Después de la Última Cena, Jesús se retiró a orar en el huerto de Getsemaní mientras sus discípulos lo acompañaban. En ese momento, un grupo de soldados enviados por los líderes religiosos de la época llegó para arrestarlo. Judas Iscariote, uno de los discípulos de Jesús, había traicionado a su maestro y les había indicado a los soldados quién era Jesús.
Cuando Jesús fue arrestado, Pedro, uno de los discípulos más cercanos, sacó una espada y cortó la oreja derecha de un siervo del sumo sacerdote llamado Malco. Jesús inmediatamente intervino y le dijo a Pedro: «Mete tu espada en la vaina. ¿Acaso no beberé el cáliz que el Padre me ha dado?» (Juan 18:11).
En ese momento, Jesús tocó la oreja del siervo y lo sanó instantáneamente. La oreja de Malco fue restaurada a su estado original, sin dejar rastro de la herida anterior. Este acto de Jesús es considerado un milagro, ya que demuestra su poder para sanar y restaurar incluso en medio de una situación tan tensa como su arresto.
Este último milagro realizado por Jesús en la tierra muestra su compasión y su deseo de brindar sanidad y restauración, incluso a aquellos que estaban en su contra. A través de este acto, Jesús nos enseña la importancia de la paz y el amor, incluso en los momentos más difíciles.
¿Cuáles son los 7 milagros de Jesús?
Los 7 milagros de Jesús son eventos sobrenaturales que se mencionan en los evangelios del Nuevo Testamento de la Biblia. Cada uno de estos milagros fue realizado por Jesús para demostrar su poder divino y su capacidad de sanar y transformar vidas. Estos milagros también se conocen como los «signos» de Jesús, ya que apuntan hacia su identidad como el Hijo de Dios.
1. El primer milagro de Jesús fue la transformación del agua en vino en las bodas de Caná. Este milagro ocurrió cuando Jesús asistió a una boda y, a petición de su madre, convirtió el agua en vino. Este acto reveló su poder sobre la naturaleza y su disposición a bendecir y alegrar las celebraciones.
2. El segundo milagro de Jesús fue la curación de un oficial romano, cuyo siervo estaba gravemente enfermo. Jesús simplemente pronunció unas palabras y el siervo fue sanado al instante. Este milagro demostró el poder de Jesús sobre las enfermedades y su disposición a sanar a todos, sin importar su origen o posición social.
3. El tercer milagro fue la liberación de un hombre poseído por demonios en la sinagoga de Capernaúm. Jesús expulsó a los demonios con una palabra y liberó al hombre de su opresión espiritual. Este milagro reveló su autoridad sobre los poderes malignos y su capacidad de liberar a los cautivos.
4. El cuarto milagro de Jesús fue la curación de un paralítico en el estanque de Betesda. Jesús simplemente le ordenó al hombre que se levantara y caminara, y él fue sanado al instante. Este milagro mostró el poder de Jesús para restaurar la salud y la movilidad a aquellos que estaban postrados por enfermedades o discapacidades.
5. El quinto milagro fue la alimentación de cinco mil personas con solo cinco panes y dos peces. Jesús multiplicó los alimentos y alimentó a la multitud hambrienta. Este milagro demostró su capacidad para proveer y satisfacer las necesidades de las personas, incluso en situaciones aparentemente imposibles.
6. El sexto milagro fue la caminata de Jesús sobre las aguas. Durante una tormenta en el mar de Galilea, Jesús apareció caminando sobre las aguas y calmó la tormenta. Este milagro reveló su dominio sobre las fuerzas naturales y su capacidad para traer paz y seguridad en medio de las dificultades.
7. El último milagro de Jesús en la tierra fue la resurrección de Lázaro. Jesús visitó la tumba de su amigo Lázaro, quien había estado muerto durante cuatro días, y lo llamó de vuelta a la vida. Este milagro demostró su poder sobre la muerte y su capacidad para dar vida eterna.
En cuanto al último milagro de Jesús en la tierra, según los evangelios, fue su propia resurrección. Jesús murió en la cruz y fue sepultado en una tumba, pero al tercer día resucitó de entre los muertos, venciendo así la muerte y abriendo el camino hacia la salvación y la vida eterna para aquellos que creen en Él. La resurrección de Jesús es considerada el mayor milagro de todos, ya que es la base de la fe cristiana y la prueba definitiva de su divinidad.
¿Cuáles son los 5 milagros de Jesús?
Los cinco milagros de Jesús son eventos sobrenaturales que se relatan en el Nuevo Testamento de la Biblia y que muestran el poder divino de Jesús para sanar, alimentar y resucitar a las personas. Estos milagros son:
1. La transformación del agua en vino en las bodas de Caná: Este fue el primer milagro público de Jesús, donde transformó el agua en vino durante una fiesta de bodas. Este acto demostró su poder y reveló su identidad como el Hijo de Dios.
2. La curación del paralítico en el estanque de Betesda: Jesús sanó a un hombre paralítico que había estado enfermo durante 38 años. Le ordenó que se levantara, tomara su camilla y caminara, lo que sorprendió a todos los presentes.
3. La multiplicación de los panes y los peces: Jesús alimentó a una multitud de más de 5,000 personas con solo cinco panes y dos peces. Este milagro muestra su capacidad para proveer y su compasión hacia los necesitados.
4. La resurrección de Lázaro: Jesús resucitó a Lázaro, quien había estado muerto durante cuatro días. Este milagro demostró su poder sobre la muerte y anticipó su propia resurrección.
5. La caminata sobre el agua: Jesús caminó sobre el agua durante una tormenta, asombrando a sus discípulos. Este milagro reveló su dominio sobre las fuerzas naturales y su capacidad para brindar protección y seguridad.
El último milagro de Jesús en la tierra según la tradición cristiana fue su propia resurrección. Después de ser crucificado y sepultado, Jesús resucitó de entre los muertos al tercer día, apareciéndose a sus discípulos y a otras personas durante un período de cuarenta días antes de ascender al cielo. La resurrección de Jesús es considerada el evento más importante del cristianismo, ya que confirma su divinidad y su victoria sobre el pecado y la muerte.
En resumen, el último milagro registrado de Jesús en la tierra fue su resurrección después de haber sido crucificado y sepultado. Este evento no solo fue un testimonio de su poder divino, sino también la culminación de su misión redentora para la humanidad. A través de su muerte y resurrección, Jesús venció el pecado y la muerte, ofreciendo la esperanza de vida eterna para aquellos que creen en él. Este último milagro es fundamental para la fe cristiana, ya que confirma la divinidad de Jesús y su capacidad para trascender las limitaciones humanas. A través de su resurrección, Jesús demostró su poder sobre la muerte y su capacidad para salvar a todos aquellos que ponen su fe en él. Así, el último milagro de Jesús en la tierra no solo fue un acto de amor y redención, sino también la promesa de una vida eterna en comunión con Dios.
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